Capítulo anterior...
Abrí los ojos pero no veía nada. Todo era oscuridad a mi alrededor y aunque intenté moverme presa del pánico, mi cuerpo no respondía mis intenciones. Seguramente debía haber vuelto al agujero de donde salí. Y estaba esperando el siguiente horroroso suceso para volver a ser consciente de nuevo del infierno en el que estaba inmerso...
Poco a poco recordé quien era pero no sabía responder a lo demás. Recordé que era poco más que un niño que vivía en un pueblo perdido de Alemania. Y como si de una cuesta abajo muy empinada se tratara, se fueron agolpando en mi mente todos los personajes y sucesos ocurridos hasta entonces...
Un padre agresivo que disfrutaba de la bebida y mucho más de la violencia a su mujer y su único hijo, para aliviar su mala fortuna y su decadente vida... Una madre amoldada a la vida de un hombre que nunca amó, del que solo recibió golpes de rabia e impotencia, y que optó por encerrarse en si misma dejando a un lado el fruto de su angustia... Un judío venido a menos, que hacía uso de la religión para atraer a mujeres y seguir sintiéndose un hombre libre... Una señora rica pero en las últimas, que se aferró a la juventud de un chico para olvidar la nostalgia del hombre que lo fue todo para ella... Un simple mayordomo con nula inteligencia, que trabajó toda su vida al servicio de una mujer que le asqueaba, pero que su dinero le atraía más que cualquier otra cosa en el mundo...
Violencia de niño... abandono, ignorancia y muerte por doquier con el paso de los años... para llegar a una pubertad incontrolada por el cúmulo de experiencias oscuras y más violencia, ignorancia y muerte hasta...
El tormento de los últimos acontecimientos cayeron como un jarrón de agua fría sobre mi... Dudaba incluso que toda esta historia pudiera ser real, pero en aquellos años no veía que pudiera ser de otra manera. No conocía nada más...
Mirando fijamente hacía delante sin pestañear, aparecieron unos ojos inyectados en sangre que contrastaban con la oscuridad. Mi cuerpo seguía sin reaccionar y los ojos como si quisieran imitarme... no se movían...
Recordé que no era una persona. Que había decidido un camino muy diferente a los demás habitantes de aquel pueblo. Y que siendo como era lo que me había sucedido y lo que me sucedería, si seguía el oscuro argumento de mi vida, ya no sería lo mismo. Empecé a plantearme la opción de hacerme salvaje como los animales. Mi comportamiento no se diferenciaba mucho de las alimañas que vivían cerca de la aldea y que ocasionaban tantos problemas a los vecinos. De que podría servirme convivir con la humanidad si solo me ocasionaban sufrimiento? No sería mejor aislarse del mundo?
La inmóvil mirada empezó a moverse a un lado y a otro. Y un ruido bestial, como un gruñido de rabia, empezó a oírse demasiado cerca de mi. Pensé que la bestia que me acompañaba había tomado vida propia y se presentaba porque tenía algo importante que decirme sobre lo que tenía que hacer...
Pero no hubo ninguna palabra. Solo un gruñido continuo y altisonante que cada vez se hacía más intenso. La impaciencia y la confusión se adueñaron de mi y me oí diciendo a gritos...
- No tienes nada que decir?!! Porque yo?!! Que he hecho yo para que me pase todo esto?!! Responde! Respóndeme! Dime porque?!!
Esperando algo con lo que aferrar mi desgracia, empecé a notar como circulaba la sangre por mis venas y levanté las manos a la altura de la cara. Solo podía distinguir sombras. Había llegado el momento de seguir...
Me levanté poco a poco sin apartar la mirada de aquellos ojos que me vigilaban. Y me sorprendí de que no me siguieran como esperaba. Se quedaron bajos, a la altura de la cintura, y el gruñido se transformó en.... ladridos?
Es entonces cuando empecé a entender que no era lo que me imaginaba. Ladridos y gruñidos se fueron alternando cada vez con más ahínco. Y entonces es cuando empecé a ver...
Me encontraba en el bosque, entre arboles que desaparecían en el cielo. La luz de la luna no llegaba por la espesura del lugar. Lo que pensaba que era la bestia, si que lo era... pero una mundana como muchas...
El lobo tenía el pelaje grisáceo y se confundía con las sombras de la noche. Lo que no confundí fue la dentellada que sentí en la pierna casi en un segundo...
El animal mantuvo su boca cogida a mi pierna largo rato. Yo solo supe empezar a dar golpes y más golpes en el cuerpo de la bestia, gritando como un poseso. Entonces recordé un truco que había visto hacer en más de una ocasión. Cambié de táctica y sin ver, intenté golpearle en el hocico. Ese hocico que parecía formar parte ya de mi cuerpo...
Con la rabia contenida, finalmente el lobo desistió en desgarrarme más la piel y se apartó. Dolorido, me quedé mirando la silueta del animal, que aunque derrotado, no decidió seguir su camino y dejarme en paz...
El animal ladraba sin parar para mostrarme que yo no era superior a él. Herido, no sabía que es lo que podía hacer para librarme de ese perro. Pero la decisión vino de repente al cabo de poco...
Ya no era un lobo. De entre los árboles aparecieron más como él. Todos ladrando de rabia y esperando que diera el siguiente paso...
El número de bestias y la herida sangrante no me hicieron dudar. Poco podría orientarme, pero de lo que estaba seguro es que si no me movía, acabaría devorado por unas sabandijas nocturnas que no me llegaban a la altura...
Empecé a correr como pude intentando no estamparme con alguno de aquellos enormes edificios con hojas. Aún por la herida, mi sentido de supervivencia era mucho más poderoso y la carrera, aunque me pareció eterna, dio resultado. Aunque... no como yo hubiese querido...
Corriendo como sabía y con los gruñidos del infierno detrás, acabé tropezando con algún obstáculo en el camino que me hizo rodar cuesta abajo durante mucho. Cuando parecía que todo acabaría en esa persecución... me golpee en la cabeza... y volvió la oscuridad....
Continuará...
Abrí los ojos pero no veía nada. Todo era oscuridad a mi alrededor y aunque intenté moverme presa del pánico, mi cuerpo no respondía mis intenciones. Seguramente debía haber vuelto al agujero de donde salí. Y estaba esperando el siguiente horroroso suceso para volver a ser consciente de nuevo del infierno en el que estaba inmerso...
Poco a poco recordé quien era pero no sabía responder a lo demás. Recordé que era poco más que un niño que vivía en un pueblo perdido de Alemania. Y como si de una cuesta abajo muy empinada se tratara, se fueron agolpando en mi mente todos los personajes y sucesos ocurridos hasta entonces...
Un padre agresivo que disfrutaba de la bebida y mucho más de la violencia a su mujer y su único hijo, para aliviar su mala fortuna y su decadente vida... Una madre amoldada a la vida de un hombre que nunca amó, del que solo recibió golpes de rabia e impotencia, y que optó por encerrarse en si misma dejando a un lado el fruto de su angustia... Un judío venido a menos, que hacía uso de la religión para atraer a mujeres y seguir sintiéndose un hombre libre... Una señora rica pero en las últimas, que se aferró a la juventud de un chico para olvidar la nostalgia del hombre que lo fue todo para ella... Un simple mayordomo con nula inteligencia, que trabajó toda su vida al servicio de una mujer que le asqueaba, pero que su dinero le atraía más que cualquier otra cosa en el mundo...
Violencia de niño... abandono, ignorancia y muerte por doquier con el paso de los años... para llegar a una pubertad incontrolada por el cúmulo de experiencias oscuras y más violencia, ignorancia y muerte hasta...
El tormento de los últimos acontecimientos cayeron como un jarrón de agua fría sobre mi... Dudaba incluso que toda esta historia pudiera ser real, pero en aquellos años no veía que pudiera ser de otra manera. No conocía nada más...
Mirando fijamente hacía delante sin pestañear, aparecieron unos ojos inyectados en sangre que contrastaban con la oscuridad. Mi cuerpo seguía sin reaccionar y los ojos como si quisieran imitarme... no se movían...
Recordé que no era una persona. Que había decidido un camino muy diferente a los demás habitantes de aquel pueblo. Y que siendo como era lo que me había sucedido y lo que me sucedería, si seguía el oscuro argumento de mi vida, ya no sería lo mismo. Empecé a plantearme la opción de hacerme salvaje como los animales. Mi comportamiento no se diferenciaba mucho de las alimañas que vivían cerca de la aldea y que ocasionaban tantos problemas a los vecinos. De que podría servirme convivir con la humanidad si solo me ocasionaban sufrimiento? No sería mejor aislarse del mundo?
La inmóvil mirada empezó a moverse a un lado y a otro. Y un ruido bestial, como un gruñido de rabia, empezó a oírse demasiado cerca de mi. Pensé que la bestia que me acompañaba había tomado vida propia y se presentaba porque tenía algo importante que decirme sobre lo que tenía que hacer...
Pero no hubo ninguna palabra. Solo un gruñido continuo y altisonante que cada vez se hacía más intenso. La impaciencia y la confusión se adueñaron de mi y me oí diciendo a gritos...
- No tienes nada que decir?!! Porque yo?!! Que he hecho yo para que me pase todo esto?!! Responde! Respóndeme! Dime porque?!!
Esperando algo con lo que aferrar mi desgracia, empecé a notar como circulaba la sangre por mis venas y levanté las manos a la altura de la cara. Solo podía distinguir sombras. Había llegado el momento de seguir...
Me levanté poco a poco sin apartar la mirada de aquellos ojos que me vigilaban. Y me sorprendí de que no me siguieran como esperaba. Se quedaron bajos, a la altura de la cintura, y el gruñido se transformó en.... ladridos?
Es entonces cuando empecé a entender que no era lo que me imaginaba. Ladridos y gruñidos se fueron alternando cada vez con más ahínco. Y entonces es cuando empecé a ver...
Me encontraba en el bosque, entre arboles que desaparecían en el cielo. La luz de la luna no llegaba por la espesura del lugar. Lo que pensaba que era la bestia, si que lo era... pero una mundana como muchas...
El lobo tenía el pelaje grisáceo y se confundía con las sombras de la noche. Lo que no confundí fue la dentellada que sentí en la pierna casi en un segundo...
El animal mantuvo su boca cogida a mi pierna largo rato. Yo solo supe empezar a dar golpes y más golpes en el cuerpo de la bestia, gritando como un poseso. Entonces recordé un truco que había visto hacer en más de una ocasión. Cambié de táctica y sin ver, intenté golpearle en el hocico. Ese hocico que parecía formar parte ya de mi cuerpo...
Con la rabia contenida, finalmente el lobo desistió en desgarrarme más la piel y se apartó. Dolorido, me quedé mirando la silueta del animal, que aunque derrotado, no decidió seguir su camino y dejarme en paz...
El animal ladraba sin parar para mostrarme que yo no era superior a él. Herido, no sabía que es lo que podía hacer para librarme de ese perro. Pero la decisión vino de repente al cabo de poco...
Ya no era un lobo. De entre los árboles aparecieron más como él. Todos ladrando de rabia y esperando que diera el siguiente paso...
El número de bestias y la herida sangrante no me hicieron dudar. Poco podría orientarme, pero de lo que estaba seguro es que si no me movía, acabaría devorado por unas sabandijas nocturnas que no me llegaban a la altura...
Empecé a correr como pude intentando no estamparme con alguno de aquellos enormes edificios con hojas. Aún por la herida, mi sentido de supervivencia era mucho más poderoso y la carrera, aunque me pareció eterna, dio resultado. Aunque... no como yo hubiese querido...
Corriendo como sabía y con los gruñidos del infierno detrás, acabé tropezando con algún obstáculo en el camino que me hizo rodar cuesta abajo durante mucho. Cuando parecía que todo acabaría en esa persecución... me golpee en la cabeza... y volvió la oscuridad....
Continuará...

